TRANSFORMARSE Y REINVENTARSE PARA CONSEGUIR MÁS RECURSOS

 

Finalizó la época de gran disponibilidad de fondos, los  recursos que antes fluían con una relativa facilidad, previo cumplimiento de requisitos, ahora ya no están disponibles ni en número ni en facilidad de acceso. A a este problema de futuro, se añade uno presente: la tensión en la tesorería generada por los retrasos en la recepción de fondos aprobados y comprometidos en proyectos. Como resultado final, la financiación de gran parte de entidades no lucrativas ha quedado seriamente afectada y su supervivencia, que ya no sostenibilidad, está en alto riesgo a corto plazo.

Lo primera respuesta que puede pensar un gestor de cualquier entidad es tratar de adaptarse a la realidad actual: posicionar la situación en el ahora, ajustarse el cinturón y reducir gastos al máximo para responder con austeridad a la situación de carestía actual, quedando a la espera de la llegada de una situación más favorable. La idea sería ajustar el gasto a la inversión recibida, flexibilizar las estructuras y costes fijos y priorizar proyectos.  Esta es una buena idea para optimizar la gestión y para responder a una crisis  y sería viable si la situación fuera de corto plazo y tras este escenario se produjera un retorno al anterior escenario de mayor disponibilidad de fondos. Sin embargo la perspectivas a largo plazo de la administración no son el retorno a las anteriores partidas de fondos ni en cuantía ni en metodología, por otro lado parece ya claro que la sociedad tampoco será la misma cuando finalice este periodo sostenido de crisis y sus necesidades pueden evolucionar.

Por tanto un escenario de ajuste continuo iniciará con austeridad en gastos, reducción de efectivos hasta la pérdida de activos humanos (en el sentido de capacidad y expertise) que implicarán la menos eficacia en los proyectos, que a su vez irán desapareciendo en la misma media que lo hagan los fondos, lo que también conllevará un alejamiento de la sociedad, hasta llegar al fin de la entidad. Esto ocurrirá antes o después o ya está ocurriendo.

Llegado a este punto, ¿Qué alternativas tenemos?

Bajo nuestro punto de vista más allá de alternativas radicales de transformación, entendemos que la transformación debe de producirse en  los medios no en la misión y para ello existen tres caminos relacionados con el análisis de un término que proviene de la estrategia: la propuesta de valor. Podríamos definirlo como el conjunto de lo que somos, lo que hacemos, como lo hacemos, lo que aportamos y los valores de la organización, que puede configurarse en una propuesta única y diferenciada que es posible trasladar a la sociedad y el mercado que tiene una necesidad que podemos satisfacer. Es un modo de maximizar la demanda a través de configurar óptimamente la oferta

Analizar nuestra organización y construir nuestra propuesta de valor nos permitirá conseguir adaptarnos a una situación variable con múltiples organizaciones similares a nosotros, de modo que podamos escoger uno o varios de los tres caminos posibles para ser más sostenibles:

1) Fortalecernos para ser capaces de crear una propuesta de valor para acceder a fuentes de financiación en este u otros países

2) Identificar dentro de nuestra propuesta de valor qué actividades o servicios podemos comercializar para conseguir fondos extra, sin perder de vista nuestra identidad y misión.

3) Transformarnos en empresa social: convertir nuestro modelo y propuesta de valor en una entidad con los mismos fines pero diferente manera de funcionar.

Indudablemente este cambio requerirá también una transformación interna de mayor  o menor nivel en función del modelo de alternativa escogido, pero la clave, la razón de ser de la entidad y su alma no se modifica, sino que evoluciona en su método  no en los valores ni en la misión que inspiran los proyectos, por ello es necesario tener como referente el sector y entender la entidad y sus valores para realizar el cambio.

Cuenta con nosotros para dar el paso.