Está claro que emprender es una solución: tenemos talento, ideas, no falta voluntad ni tenacidad, no importa la edad ni las veces que haga falta levantarse, ni las veces que haya que ir a otra ventanilla a pagar otra tasa para ir a otra ventanilla a pagar otra tasa, para ir a a otra… Da igual leer lo que escriben sobre emprendedores todos aquellos que no han emprendido y todas aquellas ayudas que sabemos que o llegarán tarde o nos excluirán por requisitos colocados sin más criterio que el de establecer un límite y ahorrar presupuesto.
Lo que necesitamos es saber qué es lo que no sabemos de nuestro proyecto, conocer si nuestra idea tiene posibilidades, si nuestro proyecto es fuerte, si lo que ofrecemos es lo que espera nuestro mercado, identificar de lo que no conocemos, aquello que puede matar nuestras posibilidades. No queremos engañar a ningún financiador con un negocio que no va a funcionar, queremos un negocio que funcione y ayuda para desarrollarlo.
Otra solución es generar negocio. Todos aquellos negocios que una vez funcionaron y acaso todavía lo hacen y que se basaron en una buena idea o quizá no tanto pero si en el momento oportuno y que en estos momentos necesitan nuevas oportunidades de mercado o saber cómo competir en un mercado saturado.
Es necesario analizar la propuesta de valor actual y estimar si sigue aportando valor a nuestros clientes y ver quien más puede apreciar ese valor lo bastante para que nos compre.
En caso de que nuestra propuesta no aporte suficiente valor, son necesarias buenas ideas y especialmente nuevas. No está todo inventado el mercado evoluciona, las necesidades de los clientes cambian, las modas vienen y van, nuevas tecnologías cambian el tablero de juego. Hacer lo mismo que los demás no funciona como antes y hacerlo mejor apenas. Si de verdad quieres hacer algo especial, debes hacerlo en el siguiente nivel, no basta con hacer un 10% mejor las cosas, debes hacerlo 10 veces mejor y eso no se consigue imitando el paradigma tradicional, hay que romper moldes. Ver las cosas desde otros puntos de vista, la innovación no es ya clave para crecer, sino también para sobrevivir.
Da igual el tamaño: seas un emprendedor, una pyme o una gran organización, sea para conseguir mejor modelo de negocio o nuevas maneras de hacer las cosas o disminuir el nivel de dependencia o generar nuevas respuestas para el mercado…..la creatividad y la gestión de las ideas y del conocimiento son herramientas del presente.
Innovar para ganar en competitividad es otra buena solución, pero ¿Cómo pasa una organización desde una posición no innovadora a otra propicia a la innovación?No basta con comprar metodologías, costosas herramientas de software o sencillamente decidir que ahora somos innovadores. Hay una serie de características internas de la organización o departamento, de sus equipos, del uso de la información y de cómo se relaciona con el exterior, que permiten determinar si invertir en innovación es una apuesta o una frustración. Cambiando algunas de estas características estaremos avanzando firmemente, no solo para permitir integrar la innovación como un proceso que aporte resultados visibles, sino también incorporar a este proceso de mejora interna a nuestro equipo.
Hay dos palabras clave en la definición de innovación: Mejora y Aplicación. Algo debe mejorar, evolucionar, cambiar….y no necesariamente debe ser un gran cambio, los pequeños cambios finalmente suman una evolución. Por otro lado, si no se puede aplicar no suma, lo que no pueda concretarse en mejoras o beneficios no es más un conjunto de buenas intenciones. Por tanto, es necesario contar con las personas de todas las áreas, porque en la realidad que se mejora es imprescindible el concurso de todos, no solo de los generadores de ideas, sino también de los que las aplican o venden . Innovación somos todos en nuestra organización y eso nos lleva a las personas.
Tengamos un departamento, una persona o externalizada la función, toda la operativa de RRHH, desde el reclutamiento hasta desempeño, pasando por la formación, relaciones laborales…..puede tener una dirección hacia a donde queremos llevar a nuestros equipos o no tenerla. En el primer caso, orientaremos nuestros equipos hacia nuestras necesidades en el futuro y los haremos parte de nuestra ventaja, en el segundo nos limitamos a reaccionar a las necesidades actuales y a gestionar el presente.
El equipo y skills que queremos tener en el futuro inmediato, lo estamos haciendo con las decisiones del presente. Si hemos dotado a nuestros programas de una integración interna para participar en los cambios previstos en el negocio o la estrategia de la organización o equipo, iremos un paso por delante de todos aquellos que necesitan adaptarse y cambiar cuando la realidad no permite otra cosa. El consuelo de estos últimos es la queja de reclamar mayor flexibilidad en las relaciones y negociación laboral y pagar el coste de los cambios actuales, cuando el error ocurrió en el pasado. Un consuelo de muchos frente a una ventaja competitiva, la elección donde situarse parece sencilla, pero ….
Todo nos lleva a las personas, que son las que emprenden, hacen funcionar los negocios, aportan sus ideas y su conocimiento y experiencia. Ya hemos oído suficiente de lo necesario e importante de su papel para obtener el éxito, solo recordar que implicación si, pero participación también y eso conlleva ceder control (sobre idea, proyecto, recursos, decisiones….). El análisis de las redes de influencia y afinidad dentro de un grupo u organización permiten explicar algunos éxitos o fracasos que solo nos permitían teorizar.
Finalmente, si hay algún modo de conseguir salir de esta crisis reforzados, seguro que no es dejando que nuestro talento (conocimiento, skills, ideas de negocio…) se vaya a otras organizaciones o países. No queremos una salida laboral para nuestro talento que implique que se vaya fuera del país, queremos vender a esos países no perder nuestro potencial.
Juntos, sea emprendiendo, logrando ventajas competitivas o innovando o todo a la vez, podemos.
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