A principio de verano, en junio, se celebró la primera semana del emprendimiento social en España, en estos momentos nos acercamos a la organización de la segunda semana y creemos que es un buen momento para algunas reflexiones sobre el ecosistema de emprendimiento social.
¿Existe un ecosistema de emprendimiento social? ¿Está en marcha el ecosistema?
Bien para ser precisos, un ecosistema implica una serie de grupos diferentes que interactúan, un medio donde y con el que actúan y unas relaciones entre esos grupos y el sistema que permite que la suma de las partes sea superior al todo y que diferencia ese ecosistema de otros. Lo primero lo cumplimos, os invito a leer un magnífico artículo de El Referente.es donde hace una descripción de los elementos principales.
Lo segundo está en creación, existe una agrupación de los actores principales para definir ese medio que permita interactuar pero, y lo tercero?
Digamos que se están haciendo cosas, que existen líneas ideológicas y muchas acciones separadas…… Pero nuestra sensación es que cada uno hace la guerra un poco a su aire y que todavía falta mucho para que la criatura sea consciente de si misma y además de vida artificial, tenga inteligencia y actividad por si misma.
Para esa primera semana del emprendimiento social, pensamos que entre todos podíamos afianzar el ecosistema y a los actores, y cuando decidíamos que podríamos aportar, pensamos en las interacciones entre todos los grupos de actores Así que organizamos un coloquio online a diferentes miembros del ecosistema (inversores, administración, aceleradoras….), para tener una perspectiva transversal no tan enfocada sobre los emprendedores, sino en cómo el resto del ecosistema de soporte, vive el momento del emprendimiento y de los emprendedores sociales en España. La charla la fue muy interesante (os dejamos el enlace) contamos con aportaciones del responsable de Emprendimiento Social de Fundación La Caixa, del CEO del Fondo de inversión de Proyectos Sociales Vivergi, de personas relacionadas con la administración y nos pasamos del tiempo previsto.
La cuestión es que existe mucha idea y mucho ideal, pero falta viabilidad y fortaleza en los proyectos. Esa debilidad de los proyectos hace que los proveedores de fondos del sistema (guste o no, sin ellos no existirá nada, mirad al exterior y recordad que no somos Ong) deban escoger entre bajar parámetros de exigencia (las fundaciones y todos aquellos para los que el retorno no es crítico optan habitualmente por esta vía) apostando por el valor social (no medido por nadie) o por elevar el nivel de exigencia, pidiendo parámetros reales de rentabilidad, es decir invierten en aceleración de proyectos que ya funcionan y que solo son asumibles por una serie de proyectos ya maduros para aceleración.
La consecuencia directa es que, los fondos que permiten que las empresas sociales se conviertan en modelos realmente potentes, se focalicen cuando estas empresas ya han demostrado su potencial. El problema es que los proyectos que superan las fases de semilla o arranque no tienen un nivel suficiente (por la bajada de exigencia inicial) para que los inversores arriesguen. Esto implica la práctica desaparición de los fondos de arranque (capital semilla, primeras rondas, rondas puente….) que permiten a los emprendedores poner en marcha su idea y arrancar el negocio social, por tanto falla la cantera y muchas buenas ideas o proyectos viables, no van a encontrar modo de hacerse reales.
Algunos proponen benchmarking sobre proyectos que ya han funcionado, pero cuidado, los proyectos sociales en muchos casos están asociados o dependen de factores locales que los hacen funcionar y que puede que no se den en el lugar donde los queremos implantar.
Pero talento existe y las buenas ideas también, necesitamos sistemas de apoyo profesionales, mayor tejido de inversores, especialmente en capital de arranque, menos “buenismo” y más “profesionalismo”, potenciar redes de servicios y soporte, y disponer de espacios comunes (no excluyentes) donde podamos desarrollar innovación o aportar conocimiento.
Necesitamos que los emprendedores planteen proyectos fuertes, tanto en por el proyecto social que subyace como por las posibilidades del mercado, no todos los proyectos pueden tener un mercado, pero no es necesario conseguir blockbusters, un nicho puede funcionar tan bien como todo el mercado, si sabemos que necesita y cómo podemos crearle valor.
Para lo que pueda servir, os dejamos este enlace sin coste que puede aportaros una señal sobre el potencial de vuestra idea o proyecto social de tener incidencia en mercado y próximamente colgaremos otro para daros una señal sobre la viabilidad del negocio social que planteáis.
La cuestión es que, existe y está en marcha y es muy nuevo pero que todos debemos trabajar sobre él para hacerlo vital y no solo el espacio de vida para algunas especies.