Se me ha ocurrido una posible idea de negocio que además de resultados económicos es capaz de aportar beneficio social o un proyecto social que puede aportar beneficios económicos ambos casos son posibles. ¿Llegado a este punto qué debo hacer para convertirlo en un proyecto de negocio social?.

Lo primero es valorar realmente ambos aspectos: por un lado que la idea puede llegar a ser negocio y éste  tiene un mercado y por otro que el impacto que generamos es relevante en términos sociales de cambio o mejora.

social canvasExisten algunas fundaciones o incubadoras que buscan proyectos sociales que incubar o apoyar, que sean capaces de ofrecer cambios relevantes en la sociedad y que se  refieren a estos cambios como generadores de alto impacto social. Sin embargo en términos pragmáticos, la mayoría de las veces se están refiriendo a la escalabilidad y potencial de negocio del proyecto social,  especialmente todos aquellos que incorporan inversores sociales como ventaja y que por tanto deben ofrecer rendimiento, más o menos rápido para estas inversiones, independientemente de su impacto social real. Sin lo uno no habrá lo otro,  así que cuando hablamos de impacto hay que  establecer que quiere decir eso de impacto, cómo lo medimos  y en qué medida se relaciona con mi proyecto de negocio.

Otro punto a  tener en cuenta es, cuando hablamos de inversores sociales ¿hablamos de inversión o de financiación? Si es inversión, implica retorno y riesgo; si hablamos de financiación, los resultados no necesariamente son el objetivo, aspectos como la imagen pueden estar por encima de la sostenibilidad, por lo que cuando los fondos desaparezcan, si no se ha trabajado bien el modelo de negocio y los clientes que lo sostienen, el proyecto estará en riesgo de extinción.

Además, si estamos hablando de inversión en proyectos de negocio sociales, implica que en parte son negocios, por lo que uno de los parámetros  fundamentales, es su capacidad de generar y trasladar una propuesta de valor atractiva para un mercado o segmento, que consiga atraer clientes y generar beneficios.

Por otro lado el proyecto aporta beneficio social, en mayor o menor grado. Es decir existe una propuesta de valor social y esta forma parte de algún modo de la propuesta de valor del negocio. El problema es que no existen muchas herramientas  para establecer una escala o al menos unos parámetros para medir esta propuesta de valor social, básicamente porque o se aplican criterios de mercado o puramente sociales. En cuanto al potencial de ese valor o impacto  social del proyecto, en el mejor de los casos terminamos con valoraciones de expertos o solo se esperan cambios a muy largo plazo, o asumimos que lo tiene sin más validación.

Finalmente, no hay que olvidar que si es un concepto nuevo o innovador, nuestro proyecto está aportando soluciones no probadas o creando nuevos sistemas de aportar valor social, asumiendo que va a funcionar. Los términos nuevo y asumir implican que no existen datos, solo hipótesis, por lo que como cualquier startup o proyecto de emprendimiento, un negocio social se enfrenta a un alto nivel de incertidumbre que debe reducir y como las startupts  ya saben por experiencia, los sistemas tradicionales de asesoramiento y mentoría que funcionan bien en Empresa o para ONG, no son eficaces para afrontar y reducir la incertidumbre. En lo que refiere al negocio debemos descubrir al cliente y comprender por qué y cómo nos va a comprar y crear el mecanismo que permita que lo haga.

En la dimensión social,  debemos valorar como ésta se integra en el negocio y estimar que nuestro proyecto debe trabajar con factores que puedan dar una dimensión de “mercado social” definido como el conjunto general de usuarios potenciales (no estamos hablando de clientes), relevancia social en el sentido de importancia del ámbito que trabajamos y de nuestra propuesta  para la sociedad y grado en que nuestra solución resuelve la necesidad. Y si tenemos en cuenta estos factores combinados, tendremos una medida de escalabilidad social y potencial de impacto de nuestro proyecto lo cual nos lleva a poder dar una medida en términos sociales del potencial del negocio.

Si pensamos en generar un entorno de financiación social sostenible (no financiación, ni únicamente formas de crowdfunding como única forma de conseguir fondos) para proyectos sociales (no necesariamente de supuesto alto impacto) es necesario que existan proyectos que tengan un roi que permita que existan inversores  y a la vez que aporten un retorno social cuantificable y trasladable a los clientes/inversores que compran nuestra propuesta.

No hace mucho comentábamos en una charla que el motor de la innovación social y por tanto la única figura capaz de transformar la sociedad actual, son los emprendedores sociales. Creemos que como en el caso de las startups, hay proyectos de negocio sociales que tienen potencial para convertirse en los Apple, Facebook o Privalia y otros que, sin esa capacidad para generar ingresos o alcanzar esa escalabilidad, pueden ser negocios rentables y estar generando un impacto social positivo.  En el caso de emprendimiento social es seguro que aparecerán proyectos de los llamados a generar alto impacto y otros que generarán impactos de menor calado. Lo que si está claro es que tanto unos como otros deben poder cuantificar su impacto y deben ser capaces de ser un negocio sostenible, precisamente para sostener el impacto social positivo que están generando.

Si tienes esa idea, nos vale la pena a todos que la valides y la pongas en marcha.