Desde una perspectiva general, existen múltiples estrategias y métodos en el mercado para, en teoría, generar innovación en una organización. No vamos a hablar sobre cómo implantar esas estrategias con éxito, obviamente como en cualquier otra implantación exitosa de un proyecto transversal en una organización, se necesitan ciertos parámetros que, aunque no garantizan el éxito, su ausencia pronostica un seguro fracaso (apoyo e implicación de la alta dirección , marketing  y comunicación interna, liderazgo en proyecto y apoyo de la línea de mando entre otros )

No creo que nadie dude de que la Innovación es la clave de la competitividad, pero la continua referencia la ha convertido en un tótem de la eficacia y él éxito, hasta el punto, que ha bajado hasta el marketing de las organizaciones, ¿Quién se atreve hoy en día a no calificar su organización, producto o servicio como innovador de algún modo?

Por tanto muchas organizaciones  y sus directivos se apuntan a acciones formativas, de consultoría o compran paquetes informáticos que aseguran la mejor gestión de la innovación en sus áreas o entidades. Sin embargo la relación entre invertir en y realmente lograr  innovación no es directa, no siempre funciona o los responsables acaban quemados de liderar un proyecto o acciones estériles.

Lo que sí parece claro para nosotros es que la innovación, más allá de posibles estrategias y paquetes cerrados, para que sea sostenible y realmente funcione en una Organización, necesita que se den una serie de requisitos previos.  Podríamos llamarles predictores de éxito para que las estrategias de innovación puedan ser una útiles y no meramente cosméticas.

Existen organizaciones donde a pesar de no existir sistemas de innovación, existen mejoras y son muy competitivas a pesar de no existir una estrategia o gestión para que eso ocurra.  En otras no  se consiguen arrancar los programas de innovación a pesar del  empeño de la dirección y los resultados obtenidos no compensan el gasto y recursos destinados en los programas de innovación, aún teniendo en cuenta el factor tiempo.

 ¿Se dan en nuestra casa las circunstancias para que exista innovación?

Existe alguna herramienta predictora que se basa en factores de organización para pronosticarlo siguiendo el siguiente análisis.

Entre las múltiples definiciones que uno puede encontrar sobre innovación hay dos factores que se repiten en la gran mayoría de ellas:

Cambio: en el sentido de que la acción aporta algo diferente, no necesariamente nuevo, de lo que ya existía.

Efecto: en el sentido de que no existe innovación si esta no consigue un resultado tangible esperado.

Cambio implica  poder manejar  un cierto grado de inquietud e indefinición sin desestructurarse, no dar por sentado lo que ya funciona y también disponer de flexibilidad y adaptación organizativa.

No dar por sentado implica: mantener las miras abiertas, que implica tolerar lo diferente, que implica aceptar puntos de vista distintos,  que implica que la información y los datos tienen valor por si mismos no por su origen y esto implica valorar la participación en el sentido de aportación y  esto nos lleva a una determinada manera de gestionar el conocimiento.

Manejar la indefinición implica poder manejar la disensión, y esto implica recibir y escuchar, hasta lo que no queremos oír sin que reaccionemos en consecuencia y esto implica que se fomenta la participación lo que nos lleva a una determinada manera de gestionar la comunicación y las personas

Flexibilidad implica: adaptación, que implica capacidad de organizar en función de las circunstancias y objetivos, que implica que la organización interna permite sumar esfuerzos a los objetivos,  que implica que los objetivos pueden ser meta de todos los que pueden aportar, que implica que los equipos dependen de las necesidades del proyecto y no de un departamento concreto y esto implica transversalidad, y esto nos lleva a una determinada manera de gestionar los proyectos y  la actividad.

El otro concepto común es Efecto en el sentido de resultados, medición y atención sobre el resultado de nuestros esfuerzos (productos, servicios….) y de cómo resuelve nuestra respuesta la necesidad, inquietud y expectativa de nuestros clientes y beneficiarios.

Resultados implica que lo que hacemos busca conseguir un objetivo, lo que implica que existe una situación inicial y una final a la que queremos llegar, lo que implica que nuestra estrategia es conseguir alcanzar esa situación final deseada, lo que permite alinear los esfuerzos y recursos hacia esa meta lo que nos lleva a una determinada manera de gestionar la estrategia y  planificación

Medición nos lleva a establecer a priori que queremos lograr y en que medida y esta a la construcción de indicadores para conseguir determinar cómo medirlo y este nos permitirá conocer el resultado de nuestros esfuerzos y actuar en consecuencia y esto nos llevará a una determinada manera de gestionar el éxito y el fracaso.

Atención implica que lo que hacemos lo hacemos por o para algo o alguien, esto implica que lo que importa no es lo que hacemos sino porque y para que lo hacemos, lo que implica que alguien o algo recibe el resultado de nuestro esfuerzo, lo que implica que la decisión de si tenemos éxito o fracaso no está en nuestras manos sino en la de quien es nuestro destinatario, lo que nos lleva a una determinada manera de gestionar nuestros servicios o productos en relación a clientes y beneficiarios.

En una conferencia sectorial a la que asistí, escuche a un consultor muy valorado clamar por lograr un cambio especifico en las organizaciones a las que se dirigía, antes de que un  elemento externo les forzara a cambiar en la dirección que se les señalaba. Pues bien, solo con generar un cambio interno no es suficiente, porque el entorno no es fijo, también cambia.  La capacidad para cambiar, es lo que te puede ayudar a mantenerte a la par, pero finalmente será tu capacidad para innovar lo que te mantenga por delante.