Innovación si, todos de acuerdo como no podía ser de otra manera, porque ¿Quién hoy en día diría que no es necesaria la innovación? Innovación para crecer, innovación para salir de la crisis, innovación para motivar, para resolver problemas de todo tipo…… En la innovación, como en otro gran tótem como es  el desarrollo de las personas en la organización, cualquier organización dirá que la clave de su éxito  reside en este factor (personas, innovación…) Sin embargo muy pocas tiene políticas relevantes para hacer que así sea, estamos convirtiendo la innovación en algo abstracto pero mágico que no podemos perder, pero que al mismo tiempo es aparentemente inabordable, propio de organizaciones de gran tamaño o simplemente algo demasiado costoso para implantarlo.

Existen sistemas para establecer la innovación, generadores de conocimiento, estilos de gestión y dirección para potenciarla, metodologías para implantarla, incluso diseños que la favorecen, pero al final, ¿somos realmente innovadores? y lo que es más importante, ¿sirve para algo?, es decir si lo que todas estas metodologías han aportado se refleja con mejoras en nuestra explotación, gestión o impacto y más allá del argumento cosmético de lo que nos ha aportado la innovación, ¿Está siendo rentable la inversión?.

Todo el mundo, políticos incluidos, tiene claro e incorpora en su discurso la necesidad de innovar. ¿Es posible operativizar el término en algo que sea realmente útil? ¿Podemos trascender de la moda? En este sentido, a cualquier empresa o entidad a la que preguntáramos si le gustaría incorporar innovación en su modo de hacer seguramente contestaría afirmativamente, sin embargo, en el momento de llevar adelante el proyecto, la dificultades, y por tanto el bloqueo, estriban en cómo conseguir integrarla en la organización y que sea realmente útil

En primer lugar la innovación no es sólo creatividad, en segundo lugar la innovación no funciona per se, necesita una serie de circunstancias que la faciliten, favorezcan y permitan que aflore y se pueda gestionar, en tercer lugar no es un área o sistema aislado a una determinada área o departamento, necesita estar integrado en la gestión de la organización y finalmente debe de ser útil, en el sentido de aplicable. Debe aportar algo, y si no lo hace, algo no estamos haciendo bien.

Por tanto, antes de contratar un sistema, metodología, formación o herramientas para potenciar la innovación debemos  disponer de un pequeño diagnóstico y establecer:

  • Definir qué objetivos tiene innovar,  cómo éstos se integran en los objetivos y planes de nuestra organización o negocio y hacia dónde se van a dirigir nuestros esfuerzos.
  • Estimar si nuestra organización es capaz de integrar sistemas que favorezcan la innovación. Es decir, establecer si nuestro entorno es capaz de gestionarla y si existen las estructuras organizativas que lo permitan tanto para la generación de conocimiento como en la aplicabilidad del mismo.
  • Establecer nuestra capacidad para innovar, en el sentido de recursos y potencial interno (habilidades, experiencia, competencia…) y en el sentido de implicación de los equipos.
  •  Necesariamente los objetivos nos deben llevar a concretar cómo vamos a medir los resultados de la innovación, y las prioridades de inversión.

A primera vista parece un diagnóstico complejo y farragoso. No lo es y disponer del mismo no solo va a hacer que podamos determinar qué herramientas  o metodologías necesitaremos en función de nuestras necesidades (fortalezas o debilidades) y conseguir que los sistemas, metodologías y gestión de la innovación sean útiles.

 El objetivo final, contrariamente a la opinión mayoritaria, no debe ser el de convertirse en una organización innovadora (en muchos casos relacionado con sus productos o éxito comercial) sino que debe aportar las claves para ser una organización mejor.

No nos dejemos llevar por la música, no todas las organizaciones innovadoras necesitan trabajar innovación como un valor en la organización ni todas las organizaciones que trabajan con innovación pretenden ser innovadoras, sino que la innovación les permite ser organizaciones más eficientes y más competitivas.

La innovación debe ser el medio y no el fin.