Estás trabajando en tu empresa y hace tiempo que maduras una idea que podría hacer que la compañía para la que trabajas pudiera generar negocio, sin embargo tienes  que  ver como lamentablemente nadie es capaz de escuchar o si lo hacen, te piden que no te metas en procesos y  tonterías  que: o no son de tu incumbencia, o no son tu trabajo o en el caso más sangrante, toman tu idea, la aplican como les parece y ni te dan las gracias.

Escuchas de todo sobre la gestión del talento y la innovación y  todo ese flujo de actividad se resume en formatos y reuniones para recoger ideas que nunca pasan de ser una idea o simplemente ocurre que se implementan las mejoras poco disruptivas o que no amenazan el status quo o que culminan en el ofrecimiento de participar en talleres de creatividad, pensamiento lateral o unas cuantas maneras diferentes de organizar la misma información que ya tienes organizada.

emprendedor soloAl final tienes dos caminos, uno es rendirte y pensar que o tienen razón y  que tu trabajo no es pensar o que realmente no les importa lo que piensas y sigues en ese trabajo por inercia o vas a otro, donde quizá, si encuentres esa organización  en la que poder aplicar, experimentar, equivocarte y tener éxito (realmente existen organizaciones de este tipo, pocas, pero existen) y además beneficiarte por ello.

El otro camino es tratar de llevar esa idea que crees que puede tener éxito a mercado y crear un negocio.  Eres un experto, un técnico y tienes una idea, pero necesitas soporte para poder llevar esa idea a mercado, vamos a saltarnos la parte de los fondos para arranque o para crear el prototipo…si no los tienes va a ser difícil que los consigas (se puede, no hay mucho, pero existe capital semilla) para centrarnos en todo lo que necesitas para llevar la idea al mercado.

La primera solución sería incorporar  nuevos socios que aporten el talento que no tienes y necesitas, pero no puedes incorporar un socio por cada área del a que necesitas conocimiento, además puedes encontrar con que quieran cobrar desde cero ( o sea, somos socios y entramos en riesgo empresarial pero yo quiero cobrar por mi trabajo….) eso sin hablar de las complejidades de gestionar la compatibilidad de los miembros.

Por tanto salvo que no sea crítico, optarás por comprar el talento que necesitas o por incorporarte a una incubadora que te apoye con talleres, experiencia y conocimiento. El primer caso puede ser realmente caro, por lo que aproximarse a la opción de incubadoras o centros de recursos es una opción válida especialmente porque también te pueden relacionar con inversores.

Sin embargo puede ocurrir que en los contactos iniciales te entrevisten para averiguar si tienes algo llamado personalidad emprendedora, que  realmente se mide por cosas como la respuesta a la pregunta ¿Cuánto tiempo dedicas a tu proyecto? Si la respuesta no es cien por cien, probablemente tengas el acceso bloqueado; las incubadoras no pueden permitirse arriesgar el talento que tienen en proyectos de “poco compromiso”, necesitan rentabilizar su inversión.

Conocemos y trabajamos casos y emprendedores como los descritos, por lo que podemos estimar que existe un porcentaje de  ideas de negocio y de personas que no pueden emprender porque no pueden/quieren dedicar el cien por cien el tiempo o deben escoger entre su trabajo actual y el proyecto que tienen en mente. Más allá del mito del emprendedor aventurero,  lanzarse sin paracaídas a un proceso en el que hay muy pocas facilidades y apoyo real desde las administraciones, donde conseguir inversión o crédito para llevar a cabo el proyecto es casi misión imposible, donde los recursos de soporte existentes se ven limitados por su propio modelo de negocio y todo ello en un marco en el que a pesar de toda la lírica existente, un fracaso es un lastre para conseguir de nuevo todo lo anterior, solo parece compatible para alguien que puede fracasar sin consecuencias o para el que no tiene otro camino.

El problema no es de personalidad poco emprendedora o falta de valentía o de esperar a que cambien los factores que en este país hacen difícil emprender, si no conseguir reducir la incertidumbre del proyecto y ver las posibilidades reales del proyecto y los recursos que tienes. La clave es conseguir las herramientas que te permitan hacerlo y que sean compatibles para, en esta fase y hasta ver el potencial real, dedicar el tiempo que puedes, para finalmente una vez validada la idea, lanzarse con todo .

Existe el talento, pero fallan las posibilidades, no es solo un tema de valentía. La verdadera cobardía es la conformidad no la prudencia.

Cuantas ideas para un negocio te vienen cuando estás trabajando, cuantas ideas se podrían llevar a mercado si fuera más fácil emprender, a donde va ese potencial de innovación, ¿Por qué le llaman amor si en realidad se refieren a sexo?