(Reflexión sobre los eres, despidos y desprofesionalización del tercer sector)
Ayuda en acción 25% de reducción de plantila. Intermon 18% de reducción de plantilla, motivo en ambos casos: reducción drástica de ingresos e incremento costes y gastos.
Estas son noticias sobre eres presentados y previsiones que afectan a grandes y pequeñas organizaciones. El sector, en menor medida, está constantemente perdiendo profesionales, despedidos o no renovados. Sin ser noticia existe un goteo constante de profesionales que abandonan las entidades donde trabajaban.
Durante años, el tercer sector ha podido disponer de fondos que a priori eran inagotables, y que permitieron a las entidades crecer y especialmente madurar, incorporando profesionales a su gestión y proyectos. Esta profesionalización anterior permitía afrontar nuevos retos, tanto en número de beneficiarios como en ámbito de proyectos y especialización de temáticas. Esta mayor ambición en los proyectos y la presencia “fácil” de recursos, también han generado problemas o hábitos de gestión menos saludables, como el incremento en los costes operativos, la inversión en proyectos poco reflexionados (solo hay que ver la cantidad de infraestructuras abandonadas patrocinadas por las diferentes cooperaciones o los proyectos sociales alejados de las prioridades sociales) y una incapacidad para compartir y generar alianzas de gestión o intervención.
Ahora estos recursos aparentemente ilimitados han sufrido una caída extrema, lo que deja al sector con organizaciones de gestión, orientadas a maneras de trabajar y buscar recursos que no pueden generar los que necesitan para operar.
La solución que se pone en marcha es el recorte: reducción de gastos y teniendo en cuenta que normalmente la partida más alta de cualquier cuenta de explotación es la partida de personal, las reducciones de plantillas son las que más rápido bajan los costes. Sin embargo, como ya saben en el mundo empresarial, los recortes tienen un límite y éste no es otro que la capacidad para seguir manteniendo del mejor modo posible, lo que hace que tengas ingresos, es decir tu producto o servicio. Si cruzas ese límite, pierdes la confianza de tus clientes y tu final es cuestión solo de tiempo.
Haciendo un paralelismo entre la situación del sector y la de algunos países europeos, es posible que también hayamos gastado más de lo que podíamos gastar, teniendo en cuenta que los recursos no eran propios sino masivamente ajenos y como ellos, no dependientes de resultados (quid pro quo) sino donados, que no hemos desarrollado estrategias alternativas que nos permitieran analizar un problema, que en cierto sentido, hemos intentado no ver.
También como los países europeos, se están aplicando medidas de austeridad y reducción de gasto máximas. A estas alturas y con los ejemplos de los países que han implementado la estrategia de austeridad máxima, creo que todos (hasta nuestro gobierno) vemos, que la estrategia de la reducción y austeridad, por si sola lo que va a conseguir es ahogar a esos países y eliminar cualquier posibilidad de crecer en ingresos y por tanto mejorar sus ratios y la vida de sus ciudadanos.
Volviendo al sector, la repentina y continua reducción de costes y desprofesionalización, va a llevar la siguiente batería de efectos:
- Desprofesionalización: un profesional es, además de un coste, un conjunto de conocimientos, experiencia y maneras de hacer. Cada reducción disminuye el coste pero también nuestro activo de saber y experiencia.
- Pérdida de capacidad de ejecución: La pérdida de profesionales, hará que lo que hacen estos deje de hacerse o se haga en modo menor, lo que limita nuestra capacidad para asumir y alcanzar nuestros objetivos.
- Uso de recursos no eficiente: Debilitar nuestra gestión puede conllevar sobrecargas de trabajo sobre las estructuras que todavía persisten. Compensarlo mediante estrategias asociadas al uso único y masivo de voluntarios, tiene el riesgo de generar una entidad con alzheimer organizativo, incapaz de retener el conocimiento y en permanente formación de los nuevos voluntarios.
Todo ello, nos encamina a no disponer de los recursos internos que permitan afrontar cambios internos y desarrollar nuevas capacidades para facilitar la aproximación a nuevas formas de financiación. Lo que, salvo cambio inesperado, terminará con la extinción de las entidades.
La austeridad y las reducciones, aunque necesarias, no pueden ser la única estrategia para afrontar la caída de ingresos. Debemos buscar fórmulas que nos permitan generar nuevos ingresos (lo que a los países es el crecimiento) y estrategias de mayor eficiencia y uso de recursos profesionales (plataformas compartidas de recursos, directivos por horas…). Diferentes formas de financiación a las que recurrir existen, pero requieren formas diferentes de gestión y funcionamiento. Existen también organizaciones que os podemos ayudar a realizar estos cambios y fortaleceros, porque los cambio son en la organización interna, no en la misión.
A nosotros, a diferencia de a los países, es difícil que nos rescaten, y aunque ocurra, quien nos rescate no aceptará que persistamos en no cambiar para conseguir nuestra misión e independencia.
Me parece un artículo interesante y sensato sobre un problema que es urgente abordar. Efectivamente, lo más fácil siempre es reducir el personal, pero frecuentemente, no es una buena solución. Antes, y con los pies en el suelo, es preciso analizar todo nuestro funcionamiento para ver si hay gastos correspondientes a otras partidas que se puedan reducir; optimizar al máximo el funcionamiento en todos los ámbitos; sacar el mayor partido a los recursos y buscar todo tipo de salidas creativas .
Pese a todo, la situación es difícil y creo que lo será por mucho tiempo. Tardarán mucho en volver, si es que vuelven, los tiempos en que la búsqueda de recursos era ” fácil”, asi que la estrategia, me parece, no pasa tanto por ver como ” capear el temporal” hasta que las cosas vuelvan a estar como estaban, cuanto en asumir que nunca volverán a ser como antes y empezar a recrear de nuevo nuestras organizaciones pensando en su sostenibilidad
Interesante el artículo. Añado una reflexión: no es una incongruencia que las direcciones de muchas ONG salgan a la calle porque no están de acuerdo con la nueva reforma laboral pero luego a la hora de despedir sí la apliquen? Al interno de la mayoría de organizaciones, la forma de funcionamiento ha sido en muchos casos como si se tratara de una empresa privada, sin tener la otra contrapartida: la generación de beneficios propia de la gestión en el sector privado. Sin beneficios porque eran subvenciones, ahora solo queda despedir. La forma de crecer de muchas de ellas no ha sido sostenible…
Estupendo artículo y lleno de verdad en todas sus afirmaciones, lo digo en primera persona ya que me ha pasado a mi. Después de más de 7 años, adiós y no vengas mañana, si, hablo de una gran organización social que además se dedica a pedir ayuda en este país porque hay mucha gente en situación de vulnerabilidad…ahora qué hago?? me apunto al plan de empleo que gestionan??
Como dice el comentario de Olalla, están llenos de incongruencia…añado gran hipocresía social, lo de predicar con el ejemplo se lo pasan por…en fin, lleno de rabia y dolor por la nula sensibilidad social, deberían dedicarse muchos gestores de organizaciones sociales a tareas de producción no de destrucción…es así.
Gracias y feliz noche!
Yo soy voluntaria en una ONG que también no ha tenido mas remedio que recortar personal, pero en este caso primero han intentado ahorrar en cualquier otra cosa y cuando no ha quedado mas remedio, los despidos han sido en las mejores condiciones posibles. Así que en esta si han sido coherentes. El problema es que la gente esta ahorrando en lo que puede y las cuotas a Ongs es de lo primero que quita.