La crisis económica global, el impacto sobre el sector privado primero y las administraciones públicas después, la reducción drástica de subvenciones y fondos para proyectos. La sensación es que el sector ha vivido todo este escenario como un espectador sin tener la consciencia de que iba a verse afectado por la reducción de los recursos, que masivamente proceden de la, a priori, invulnerable Administración Publica, y sin que se realizaran planes de contingencia para afrontar el riesgo de carencia de liquidez. La situación que para las grandes ONG implica reducción de costes e inversión y un panorama difícil, para las pequeñas y medianas es implacable.

En el sector privado, cuando ocurren situaciones de gran impacto social (crisis, regulaciones legales….) o de cambios en la demanda de clientes, el propio mercado suele autorregularse de modo que las empresas o encuentran el modo de satisfacerlo o se alían para poder asumir lo que implica el cambio o son compradas por quien puede afrontar mejor las dificultades o simplemente desaparecen, pero el cliente de estas empresas no queda desatendido, los nuevos absorben la nueva cuota y también una parte de los trabajadores de las empresas que no pueden seguir compitiendo.

Si tenemos en cuenta que la mayoría de fondos destinados desde el sector privado, y en cierto sentido también desde el público, están asociadas a decisiones marketing positivo de las marcas, entonces, desde esta perspectiva, es fácil ver como las grandes inversiones, subvenciones procedentes de marcas o empresas, van dirigidas y acaban cerrando acuerdos con las grandes ong. Mientras, las ong de menor tamaño deben confiar en cifras, financiadores…también de menor tamaño, que no tienen fondos ni poder de atracción para llegar a las grandes.

Está claro que el mayor poder de atracción, de cara a captar fondos, reside en las grandes ONG, que además son las que disponen de mayores recursos para destinar a sensibilización y captación. No cuesta imaginar que a medida que los fondos que necesitan se reduzcan, exploren otras posibilidades que en estos momentos no valoran, porque al fin y al cabo una gran cantidad se hace de golpe o sumando muchas pequeñas, por lo que van a hacer realmente difícil la captación de fondos para aquellas ong medianas y pequeñas con menos medios.

Si atendemos a los números, el 80 % de las ong (datos de la congde) y fundaciones que trabajan el ámbito social son medianas o pequeñas en tamaño, muy especializadas (actúan sobre un colectivo o ámbito muy específico) y por su estilo de financiación (por proyecto no por entidad) muy dependientes de su financiador. Lo que implica que si esos proyectos desaparecen, no solo el proyecto desaparece sino la propia ong asociada también.
Alguien podría decir que el 20% de las grandes ONG asumen el 80% de los beneficiarios, difícil de creer a priori, puesto que el mosaico de ong y proyectos es muy variado, pero, aún así, lo que parece claro es que muchos proyectos sociales están en riesgo de desaparición y no creo que ocurra como en el sector privado, que sean asumidos por las ONG que permanezcan.

A priori el panorama no pinta bien, los datos del Anuario del Tercer Sector Social de 2011, ya habla del riesgo de destrucción de ONG y de cómo debe cambiar el sector para mejorar.
Es posible que el sector necesite una regulación, que hayan demasiadas ong que el uso de recursos sea ineficiente,… pero… los costes de esta regulación pueden ser realmente dramáticos.

El Anuario apunta a algunas herramientas de mejora del tercer sector que son realmente necesarias, de las que a nuestro juicio son críticas la mejorar la gestión y la capacidad de aliarse y buscar situaciones de win win.

¿Los fondos? Grandes y pequeñas organizaciones pueden convivir juntas, lo que no pueden es competir por lo mismo del mismo modo.
Más que nunca es necesario ser creativo, innovar y buscar aquellos caminos que no son tan obvios. ¿Y las grandes ONG?, este no es sólo un problema para las pequeñas ONG, el sector privado está plagado de ejemplos de grandes compañías que cayeron aun cuando estaban en situación de dominancia respecto al mercado y parecía imposible su fin.
Desde SAND, creemos que deben también formar parte del cambio y de la solución para el sector.