En estos nuevos tiempos donde las ONG’s abogan por la apertura y por la transparencia tanto a nivel financiero como de gestión, se han creado también nuevos e importantes problemas a los cooperantes, especialmente a aquellos que se encuentran en puestos de mando en terreno.

Un cooperante en un puesto de mando que es enviado a una país lleva consigo la misión de optimizar la utilización de los recursos para lograr los objetivos planteados, pero muchas veces para poder realizar este trabajo, debe adecuarse a la realidad del país y actuar de una manera que probablemente no sería la más adecuada en su propio país.

En el tema de recursos humanos éste problema se amplifica ya que las necesidades de gestión del personal y las respectivas reglamentaciones que el cooperante deberá autorizar para la buena gestión de su personal y la consecución de los objetivos planteados, pueden ser vistas por sus superiores como excesivas, cuando en realidad son aquellas necesarias y que se adecuan a las costumbres del país en el que se encuentra el cooperante.

Visto de este modo, ¿son los ccoperantes víctimas de la interculturalidad? ¿O es la interculturalidad la primera víctima de los cooperantes? ¿Cooperamos o colonizamos?